domingo, 29 de junio de 2008

No más planes

Bastaron un par de semanas sin sol para que empiece a temer que este invierno sería especialmente gris y deprimente. Problemas, contratiempos, desencuentros y tardes oscuras, amenazaron con apagar mi buen humor, pero como me gusta dar la pelea, pensé en improvisar un plan para alejarme de la monotonía, puentear al aburrimiento y esquivar la tristeza. Es así que viajes, salidas nocturnas, paseos campestres y un sinfín de actividades imaginarias invadieron mi cabeza, teniendo en cuenta la cantidad de tiempo libre que tenía a disposición.
El punto de partida para mis planes sería el fin de semana que por cuestiones políticas comenzaría un jueves y se prolongaría hasta el siguiente lunes. Sin embargo, para mi sorpresa y posterior consternación, los días fueron transcurriendo y mis planes cayéndose uno tras otro cual fichas de dominó.
Finalmente llegó el sábado y yo no había despegado los pies más allá del perímetro de mi casa. En ese momento se me ocurrió que tal vez en el chat encontraría a algún partner con quien salir a webear un rato, pero lo único que encontré fue a un muerto viviente que cree que choteando mi noble intención de salir en plan de amigos, puede cobrarse todos y cada uno de los desaires que le hice en el pasado.
Pensar en esto como una posible explicación a su conducta, me hace sentir estúpida por exponerme a que se malinterpreten mis acciones. Si en ese momento aparecía el genio de la botella para concederme la gracia de un deseo, juro que habría pedido a travesar la pantalla de la PC para patearle los huérfanos a mi infeliz interlocutor. Felizmente estimado lector, sabes bien que “chela” es lo único que sale de las botellas que destapo y no algún genio presto a satisfacer mis bajos deseos.
Con el propósito de evitar que este disgusto termine de arruinar mi fin de semana, decido improvisar un atajo, dibujar una puerta en la pared y escapar de todo. Apago la PC y me aviento sobre el sofá de la sala, dispuesta a entregarme a un profundo sueño a fin de apaciguar la molestia del momento, alejarme de este frío húmedo que no cesa ni a punta de frazadas y huir del tedio de no tener planes para aquellos feriados infinitos.
Después de un par de horas (tal vez más) mi vieja irrumpe en la sala para encender la TV y sin querer queriendo me despierta. De pronto recuerdo que es sábado, que son las once de la noche y sigo tirada sobre el sofá de mi sala, en piyamas, sin bañarme desde hace dos días, viendo con mi vieja un programa sobre fantasmas.
Felizmente la pantalla del celular se enciende y me convence de que todo no esta tan jodido como parece. Veinte minutos después de recibir aquél mensaje salvador, me encuentro en medio de la oscuridad del taxi a punto de llegar mi destino improvisado a último minuto.
Lo que sucedió mas tarde, es algo que aún es materia de análisis e investigación. La persona que conocí ese día y lo que surgió entre nosotros, desde entonces hasta hoy (a más de un mes de dicho encuentro) es algo que no deja de sorprenderme gratamente.
Si bien al principio, apelando a la supuesta cordura de mis años y "gracias" a los moretones dejados por los tacles de las malas experiencias, casi desisto de emprender esta nueva aventura pero ahora, estoy decidida a retomar mi viejo espíritu de trapecista sin red. Porque no tengo otra manera de ser que esta que me acompaña desde hace años y porque no concibo la vida sin tomar constantes riesgos, me subo a la ola con la intención de permanecer en ella todo lo que se pueda o hasta que el cuerpo aguante. Esto explica brevemente mi ausencia prolongada en esta humilde bitácora. Sin embargo, a pesar de las distracciones amorosas y el entusiasmo excesivo, os prometo no caer en la cursilería que infecta los textos de los enamorados y seguir escribiendo con ahínco, luchando contra mis enemigos de siempre: las faltas ortográficas, el dolor de columna, la tentación de la procrastinación, mi eterno conflicto entre amanecerme y dormir todo el tiempo pero sobre todo, mi eterno afán de hacer planes que el destino tiene como hobbie desbaratar, aunque esta última vez se lo agradezco infinitamente.
Hasta una próxima entrega querido lector. Cambio y fuera.

Soundtrack del post: Space age love song, A flock of seagulls
"I saw your ayes, and you made me smile, for a little while...I was falling in love"

boomp3.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dany dijo...

tons volviste a la vida? :P