domingo, 20 de enero de 2008

Soy yo

Cansada de trabajar más de dos años en el mismo lugar, la chica decide arriesgar y postular a un nuevo trabajo. No han pasado más de tres semanas y ya se encuentra en una gran empresa. Que buena suerte, repite constantemente, como un mantra.
Al principio parecía que las condiciones serían las mismas que en sus anteriores trabajos: nada de horario fijo de salida, compartir oficinas diminutas con varias personas, etc. Sin embargo estas condiciones iniciales cambiaron de pronto. Ahora se encontraba en una amplia oficina, con aire acondicionado, teléfono propio y una laptop. Además tenía un nuevo jefe al que solo conocía por e-mail y con quien compartía la secretaria. Si bien las chicas con las que trabajaba en principio ya ni la saludaban, los chicos eran más amables pero no se podría decir que tenía amigos. Es así que todos los días se encontraba almorzando sola. Ese era su único malestar. Ese y que en algunos momentos ya sea en el comedor, en los pasadizos o inclusive en su oficina, se sentía observada. Detalles que sin embargo no ensombrecían su felicidad; su buena suerte.
Una mañana recibe un e-mail de su jefe en el cual le dice que este sábado habrá una fiesta a la que DEBE asistir porque es muy importante y es una buena oportunidad para celebrar que lleva un mes trabajando en la empresa. Que suerte tener un jefe así, se repite una vez más. Ya quiero que sea sábado, piensa entusiasmada.
La chica llega a la fiesta y queda embelesada con tanta elegancia y glamour. Toma una copa y su paladar se regocija con el sabor del champagne. Camina entre los presentes, los ve reírse, conversar. Está entre ellos pero sabe que no es como ellos. Se siente una isla. Decide quedarse en un extremo del salón desde donde podrá contemplar la fiesta. Hacia allí se dirige pero inesperadamente una mujer la toma del brazo y la lleva hacia un lado. Oiga que le pasa, le increpa. La mujer, antes de irse con la misma prisa con que la abordó le dice, sube esto de inmediato a la habitación principal y le entrega una caja forrada de satén dorado que lleva un lazo de tul del mismo color. La caja le resulta tan hermosa que pierde valiosos segundos contemplándola en vez de reprocharle algo a aquella misteriosa mujer. ¿Acaso me habrá confundido con alguna mucama? Observa a su alrededor y las ve pasar uniformadas de negro y blanco. No, no puede ser. En vano intenta detenerlas para entregarles el paquete pero la ignoran olímpicamente. Y si lo dejo por aquí… no, de repente es algo valioso y después tendré la culpa si se pierde, es mejor que lo entregue pero… ¿donde está la habitación principal?, se pregunta angustiada. Aprovecha que uno de los mozos se encuentra sirviendo copas para preguntárselo. Terminando el salón, atravesando el pasadizo.Hacia esa dirección camina lentamente, entre la gente que parece no notar su presencia. Ninguno podría decir que hoy me vio en esta fiesta. Todos se ven tan concentrados en sí mismos. Llega al pasadizo y se entretiene viendo las pinturas que adornan las paredes. Conforme avanza, la música se escucha cada vez menos hasta el punto que se encuentra en medio de un silencio total, extraño e incómodo. Si algo me sucediera aquí nadie se enteraría, piensa asaltada por un extraño presentimiento, sin embargo continúa, sigue caminando.
Termina de atravesar el pasadizo eterno y llega a un hermoso hall, iluminado por una espléndida araña de techo. El único camino a seguir es la escalera que se encuentra a un lado del hall. Mientras sube por la alfombra rojo vino que adorna los escalones, se pesa de no haber traído su cámara fotográfica. Sin duda aquí se tomaría unas fotos espléndidas. Debajo de la araña, en las escaleras, sobre la alfombra. Lo ve clarísimo. En la mitad de las escaleras siente el cansancio y el efecto del champagne. Se acalora y siente crecer el rubor en sus mejillas. Se molesta. Siempre le molesta ruborizarse. Me evidencia, piensa ella. Se detiene un momento para tomar aire y terminar de subir. Ya arriba divisa una puerta, la única en realidad. Esa debe ser. Al acercarse nota que la puerta está completamente tallada con símbolos diversos; serpientes, hojas, soles, ojos, cuerpos. No tiene que tocar, la puerta está abierta. La habitación está oscura pero las luces tenues que alumbran las fotos colgadas sobre las paredes, la guían. Todas son mujeres desnudas, sobre divanes, entre pieles, paradas en ventanas. Ninguna la mira, todas están de espaldas.
Llega al centro de la habitación y encuentra una gran cama. Sobre ella hay camisas y corbatas. Ya no hay duda, es la habitación de un hombre. Pero no sólo por la ropa sino por el olor intenso que la embriaga aún más. Al lado hay una puerta desde donde se ve una luz. Debe ser el baño, mejor dejo el regalo sobre la cama y me voy, antes que salga. Se voltea en dirección al pasadizo pero una voz la detiene. ¿Te vas sin enseñarme lo que me haz regalado? Es una voz intensa… profunda. Voltea, lo ve y le parece hermoso. Sus amigas una vez más le dirían que esta loca, que sus gustos están trastocados, que como un tío de mínimo 50 años, robusto y canoso, le puede parecer atractivo. En ese momento ella quiere decirle que no le ha comprado ese regalo, que una mujer se lo dio, que ni siquiera lo conoce, que vino porque su jefe se lo pidió… pero ábrelo mujer o piensas quedarte ahí parada, le ordena. Mira el paquete y piensa que es mejor no decir nada. En estas circunstancias es mejor ser complacientes, sobre todo con los extraños y aún más si están solos en una habitación. Retira la cinta de tul, luego el satén dorado. Es una caja roja y antes de abrirla, lo mira. Él le levanta la cabeza como diciéndo sigue. Al abrirla encuentra una tarjeta que lee con la mirada. No entiende o ¿si?... El hombre camina y se para frente a ella, muy cerca. Casi susurrante le pregunta ¿que dice? .La chica levanta la cabeza y clava sus ojos sobre los de él. Soy yo, le responde. SOY YO.
El hombre sonríe y termina de remangarse la camisa. En ese momento la chica comprende que la suerte, ni el azar existen.

Soundtrack del post: Sálvame la vida, Lucybell
"Con que me des un soplo de tu vida, Sálvame la mía, cúbreme de espejos, nunca dejes de brillar"

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2 comentarios:

Fernando dijo...

Oye dónde está mi Topo??? Bueno antes de dormir me he conducido por ese pasillo; y en donde tú subiste, yo bajé. Había gran cantidad de vino y estuve ahí hundido.

Chans dijo...

Como para variar dejas todo a que sucedió luego...
You're complicated, You Know